"Se murió ¡tan bueno que era!" Es una frase común en cualquier velorio, justo como en el descrito por Luis Spota en su obra teatral De Cuerpo Presente. El espíritu del recién fallecido escucha alegremente como sus más allegados amigos alaban su vida; sin embargo todo va cambiando eventualmente, cuando cada personaje va mostrando su hipocrecía ya que en realidad todos tenían una razón para odiar al difunto.
Es una prueba de que una premisa simple puede ser memorable si se desarrolla de forma correcta. Además de esta obra, se incluyen:
- Ellos pueden esperar.
- Dos veces la lluvia.
- El Aria de los Sometidos.
Las dos primeras nos muestra lo patéticos que podemos llegar a ser a causa del amor. La última describe una sociedad distópica donde pensar es el peor delito.
Es un libro muy corto; no se necesitan muchas páginas para darle la dimensión adecuada a las grandes ideas.
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